“Los Viajes de H.G. Olds” es el nombre del film que cuenta la vida y la trayectoria profesional de Harry Grant Olds, el fotógrafo nacido en Sandusky, Ohio, en 1868, que vino a la Argentina en 1900 y sin saberlo se convirtió en uno de los retratistas más importantes de nuestra región. Se puede ver completo en el canal de YouTube de CIFHA.
Pero además de su biografía, el cortometraje documental detalla el vínculo entre su obra y la Fundación CIFHA, la travesía de Alfredo Srur por Estados Unidos y un baúl, clave para llevar a cabo un intenso trabajo que rescata su memoria, a más de 120 años de su desembarco en Buenos Aires.
En 2013, Srur se contactó de casualidad, gracias a un vendedor de fotografías antiguas, con Mateo Giordano, heredero del archivo de Olds hacía más de tres décadas. Allí nació el nexo entre CIFHA y aquel estadounidense olvidado por la historia, hoy homenajeado en “El extranjero”, la muestra que se puede visitar de manera libre y gratuita todos los sábados de 15 a 19 en 1101 Foto Espacio (Gral. Daniel Cerri 1101, La Boca).
Desde hace 10 años en CIFHA realizamos un trabajo de restauración y conservación de 1000 negativos en vidrio y nitrato, de más de 300 fotografías vintage, de sus primeros ferrotipos y de sus manuscritos: todo el material del archivo de Olds desde que era un estudiante en Detroit hasta su etapa de retratista a principios del siglo XX en América Latina.
En un recorrido con muchas de sus fotografías por esta parte del continente, el cortometraje detalla ese proceso, en la voz de Srur.
A finales del siglo XIX, el tío de Olds le ofreció probar suerte en Chile como operador fotográfico de la galería de pose más importante de ese país, algo que al norteamericano lo motivó de inmediato: “En este pueblo no se aprecian mis esfuerzos por introducir ideas innovadoras en el arte fotográfico”.
Olds quería dar vuelta la página y se decidió a dejar atrás su vida en Estados Unidos: se subió a un barco en 1899 y viajó durante casi dos meses hasta el sur del continente para instalarse en Valparaíso. Se llevó con él un equipo fotográfico de 4×5 pulgadas y 200 placas secas, lo que le permitió fotografiar todo el viaje y además describirlo en varios manuscritos que conservamos en el acervo de CIFHA.
En 1900 partió hacia la Argentina cruzando los Andes en mula y puso definitivamente en marcha las ideas que tanto lo inquietaban en torno al arte fotográfico. Su trabajo se vio reflejado de una manera muy rápida: al año de estar instalado en Buenos Aires, las revistas más importantes de la época ya publicaban sus fotografías.
Con su cámara logró plasmar el progreso argentino en los primeros años del siglo XX y una muestra de ese trabajo está en nuestra galería 1101 Foto Espacio. Los trabajadores ambulantes, el puerto y los rincones de los conventillos de la Ciudad de Buenos Aires, entre otras escenas, fueron retratados de una manera brillante por Olds. Tanto, que sus imágenes ilustraron libros y postales que promocionaron a la Argentina al mundo.
Olds murió el 24 de diciembre de 1943 y siete años después, su esposa Rebecca regresó a Estados Unidos. Marcada por el profundo amor que sintió hacia Harry, decidió guardar en un baúl los objetos más valiosos y personales que él conservó a lo largo de su vida. Ahí estaban incluidas las cartas con sus amigos y familiares durante los primeros años en Sudamérica, sus anotaciones siendo estudiante de fotografía en Detroit, sus cuadernos con fórmulas y algunos de sus negativos más preciados. Este baúl se lo llevó a Florida en 1950 y permaneció cerrado durante más de 30 años.
La segunda mitad de “Los Viajes de H.G. Olds” muestra el lado B, el que protagonizó Alfredo Srur en búsqueda de ese baúl, con el objetivo de caminar las calles que caminó Olds a finales del siglo XIX y de conocer en primera persona aquella historia. Fue en 2014, cuando se puso en contacto con John Waldsmith, uno de los grandes especialistas en fotografía estereoscópica de Estados Unidos. Él fue quien recibió en 1980 el baúl, de manos de la heredera de Rebecca, e investigó todo ese material que lo llevó a conocer al detalle la vida de Olds.
El encuentro fue en Cleveland, muy cerca de Sandusky, la ciudad natal de Harry. Allí recorrieron los mismos lugares que el protagonista de esta historia caminó durante sus primeros años de vida.
Waldsmith tenía la firme intención de que el baúl regresara a la Argentina. Y a los pocos meses de aquella reunión fue él quien vino a Buenos Aires y completó de esta manera una crónica de viajes, de principios y de finales conectados a través del paso del tiempo que hoy se traducen en este trabajo de una década.
El acervo de Olds está resguardado en uno de los lugares que él mismo transitó hace más de un siglo. Estos son “Los Viajes de H.G. Olds”.