Retrato de una pareja con un bebé


“Los retratos infantiles participaron de las narrativas burguesas en torno a la familia y su ratificación como unidad constitutiva del orden social, cuyas garantías de continuidad se materializaban en una prole idealmente sana y numerosa que era imperativo exhibir. Todos los grupos familiares de esta colección dan testimonio de ello, desde los más cuantiosos hasta los que, como la [que aquí se muestra], presentan al matrimonio junto a su primogénito. En este último es interesante el modo en que, a diferencia de otras escenas que enfatizan el vínculo madre-hijo desde la proximidad física (Fig. 127), el bebé se ubica equidistante de sus padres; aun si la madre –no así el marido, cuya mano cuelga junto a su pierna derecha– tiene que extender el brazo tan discretamente como es posible para sostenerlo sobre la balaustrada en una posición erguida tan artificial como improbable para su edad. Si la separación física entre los modelos contribuye a una composición simétrica, enfatizada por los contrastes entre la ropa clara del bebé y oscura de los adultos –otra indicación recurrente de los fotógrafos a sus clientes 12 –, también refuerza la percepción de los tres sujetos como otros tantos individuos, enlazados por el parentesco y a la vez mutuamente diferenciados".

12. En un esclarecedor artículo de 1871 dirigido a sus potenciales clientes (To my patrons), el norteamericano Edward Wilson dedicaba todo un apartado al tema de la vestimenta: tras deplorar la costumbre de la clientela de ponerse “toda clase de baratijas y adornos que jamás usan en casa o con sus amigos” que los vuelven “miserables distorsiones y caricaturas”, aconse- jando vestir con sencillez, el fotógrafo despliega una suerte de catálogo de colores de prendas agrupados según los tonos de gris en que los convierte la cámara. Así, “lavanda, lila, celeste, azul púrpura y azul Francia salen muy claros y son fotográficamente peores que el blanco puro. El color maíz y el salmón son mejores. El rosa de China, rosa, magenta, carmesí, verde claro, gamuza, el color ciruela, el púrpura oscuro, amarillo puro, azul Mazarino, azul marino, beige, color cuáquero, color paloma, ceniza de rosa y color piedra muestran un bonito gris claro en la fotografía. Escarlata, rojo Burdeos, granate, verde mar, naranja claro, color cuero, Bismarck claro y color pizarra dan todavía más oscuro, y todos son colores excelentes para fotografiar. El color cereza, el color vino, el verde manzana claro, verde Metternich, verde manzana oscuro, verde botella, naranja oscuro, dorado y pardo rojizo muestran casi el mismo color agradable en la imagen, esto es, oscuro pero no negro. El Bismarck oscuro y el marrón tabaco generalmente se vuelven más negros que una seda o un satén negro, y no dan un drapeado muy agradable. Una seda negra luce bien casi en cualquier persona, y si no se la engalana con cintas o lazos rojos que darán blanco, por lo general satisface” (in Newhall 1980:130-131, trad. nuestra). En Buenos Aires, el daguerrotipista francés Juan Portal avisaba en 1853 “los hombres con trajes oscuros” (Adelman et al. 1995:16), recomendación repetida por Favier en un aviso del mismo año (Riobó 1987:27), mientras que el norteamericano Walter Bradley recomendaba ese tono para ambos sexos hacia 1865 (De la Canal 1944), y Francisco Ortiz ofrecía “tomar fotografías de señoras aunque sea con traje blanco o de medio color” (Gómez 1986:68). Si las indicaciones podían variar según las preferencias estéticas, la pericia y el equipamiento de cada fotógrafo, la tendencia general era a pedir a los clientes que evitaran los colores demasiado claros u oscuros y especialmente el blanco, excepto para los bebés. Por lo demás, Disdéri señalaba entre otras especificaciones que “los vestidos de tela ligera y ajustada aumentarán las dimensiones de la cabeza, las manos y las extremidades; las vestimentas flotantes y amplias o dobles harán aparecer, por el contrario, a estas partes pequeñas y delicadas. (...) los fondos muy negros harán parecer pequeñas las cabezas, los fondos blancos las mostrarán grandes, los fondos de un claroscuro mediano (...) serán más aptos” (in Frizot & Ducros 1987:41, trad. nuestra).


Guerra, Diego (2019). Los formatos fotográficos de tirada múltiple y los inicios de la industrialización de la imagen en la Argentina en Haluros del Sur (p. 20-21). CIFHA.

El Acervo CIFHA incluye entre sus fondos una colección de poco más de 1500 retratos de estudio (más un puñado de tomas amateur, retratos profesionales en exteriores o a domicilio y algunas fotografías de arquitectura), fechados entre las décadas de 1850 y 1930 y producidos en diversos formatos de copia seriada propios de ese período: entre ellos, los conocidos como “carte de visite” y “portrait cabinet“, a los que pertenece la mayoría. Procedente de diversas colecciones adquiridas por separado, el grueso de este lote fue producido en la Argentina, lo que ofrece un interesante panorama de las prácticas de producción, circulación y recepción de retratos fotográficos desarrolladas durante ese período en nuestro país.

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Código de Archivo: AR-CIFHA-CDV-PAN-421